
Solía rondar por sus orillas
pescaba, jugaba y luego lo dejo en la memoria de sus obras.
Alcanzaba todo el día para correr,
sus hermanos mas chicos se venían tras sus huellas,
mientras su padre caminaba hacia una Bejuma lejana.
Bien lejana en realidad y menos sin un burrito, todavía el camino
no rugiría entre llantas de contaminación.
Aquel niño buscaba en sus pensamientos, cada detalle, el reflejo del río en su mente, las piedras, las huellas borradas, el mismo indigena que una vez lo andubo siglos atras lo pudo sentir, no solo se ve con los ojos sino con el alma y las veces que a la orilla durmió lo recorrió mas halla de sus pies y el manantial se le desnudó.
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