domingo, 11 de marzo de 2007

Doctorado Honoris Causa al Maestro Braulio Salazar, y breve historia de su vida....




















20 de Noviembre de 1992.

La Universidad de Carabobo, le confirió el máximo reconicimiento.
Palabras pronunciadas por el Profesor Leopoldo Ruiz Paolini

“El precio del mérito es el acto más augusto del poder humano” Simón Bolívar
Señores Rector y demás autoridades de la Universidad de Carabobo Personalidades aquí presentes. Amigos todos…del amor… de la esperanza.

Hoy, cuando los días se visten de tristeza, cuando hay un corazón de patria lacerado, cuando el sufrimiento define la miseria de un pueblo, se hace necesario, pensar un poco en el ferrocarril de las hormigas, el ferrocarril de las hormigas, que como alguien dijera alguna vez, “transporta el corazón hasta la infancia”, transporta el corazón, hasta el huerto en donde se cultivan los sueños, al mundo en donde se nos alecciona acerca de lo bueno, y en donde se estructuran los principios del comportamiento futuro, el mundo de una realidad, en el cual toda fantasía es posible. El ferrocarril de las hormigas que nos transporta hasta nuestro propio amanecer, hasta ese génesis que de alguna manera se enraíza con el génesis universal del que nos habla la Biblia: “Dijo, pues, Dios: Sea la luz y la luz fue. Y vio Dios que la luz era buena y dividió la luz de las tinieblas. A la luz llamó día y a las tinieblas noche; y así de la tarde aquélla y de la mañana siguiente resultó el primer día”.

Fue así como la voz de Dios se hizo luz y fue así como sobre el lienzo del tiempo, plasmó la eternidad. La luz que dio color a la vida, que dio color a las formas, que dio color a la naturaleza, devino entonces en el principio elemental de todo cuanto existe y fue así también, como la luz se encendió en las pupilas del artista para que la hiciera suya, para que hiciera suyas las formas, los volúmenes y, sobre todo, para que hiciera suya la ternura que entraña la maravilla de la creación artística, parto desvanecido en la sublimidad que define la esencia misma de los valores del hombre.

Hoy la Universidad de Carabobo, en acto solemne, rinde homenaje, otorgándole el doctorado Honores Causa a Braulio Salazar, es el reconocimiento que la universidad hace a una vida dedicada, sin pausas, al afán creativo, a una vida de tesonera labor pedagógica, a la vida de un ser humano. Es un acto solemne revestido de la sinceridad del cariño de sus amigos, de sus familiares, de sus alumnos y, particularmente, de sus amigos de la Peña Cultural, que lleva su nombre, la Peña que al agradecer al Ex –Rector, Profesor Elis Mercado Matute, a la Asamblea de Profesores de la Facultad de Ciencias de la Educación, y a todas las personas que de alguna manera contribuyeron para que este acto fuera posible, se ufana de la iniciativa.

Braulio Salazar, o simplemente Braulio, como lo conocimos todos, nació cierto día de diciembre de 1917, en el espacio vital del indio que habitó estas tierras, bajo el sol que acaneló su piel; en la Valencia de sus emociones, de sus devociones, las mismas que delinearon su razón de existencia. En la Valencia a la que está aferrado sin ausencia, salvo, algunas fugaces que lo llevaron a Caracas, a México, a Europa, ausencias justificadas, por haber significado la búsqueda de elementos plásticos capaces de enriquecer su quehacer artístico. La Valencia en donde Braulio teje sus silencios hundido en la fragancia amarilla de los naranjales y, en donde inicia su caminar por los misterios del arte, de ese arte, que es su esencia, es el arte que habita en su corazón como en el nido de un ave. Ello ocurrió cierto día, cuando tomó su caballito de madera con barbas de pincel para ir a buscar el arcoiris, el arcoiris que se metió en su sangre y en el que recogió la pestaña de lluvia que iluminó su vida, un arcoiris sin pestañas de lluvia no es posible, un pintor sin arcoiris no es posible. Fue ésta la razón por la cual, un día tomó su caballito de madera con barbas de pincel, para ir a buscar su identidad, allá en el arcoiris, el mismo que a cada instante desembarca en sus cuadros, puertos benditos de los caminos del arte. Fue el día en el que Braulio habitó las murmuraciones del tiempo, sin lunes, ni martes, ni domingos, sin puntos cardinales, fue el día en el que recogió del tiempo la llovizna para que mariposas desgranadas, se hicieran chamiza o rostro de mujer humilde, para que se hicieran amor, amor en el rostro de Rosita, para que se diluyeran en el carmín de los rostros amados de Rosa Matilde y de Alba Marina, y en el venerable de su madre Maria Matilde Sánchez. Las mariposas desgranadas en las caras amigas que forman su colección iconográfica, en las alegorías, en los temas populares, en la exhuberancia del paisaje valenciano, en su Cabriales, de los años mozos, el mismo que hoy pasen entristecido el error del hombre que no supo quererlo, el hombre que maltrato su voz de poeta andariego, aquel Cabriales ondulado y fugaz que, como la primera, tejió de música su palpitar de luciérnaga herida, sobre el verde del musgo, sobre la piel liquida del agua, allí en donde los reflejos cantaron a luz; el Cabriales, príncipe de rocas, y chicharras, misionero del canto de la brisa y de las aves, pastor de luces y de sombras ancestrales. ¡Cuantas veces la pintura de Braulio se vistió de Cabriales!. Entre sus cuadros, entre sus maravillas, hay uno que se me antoja hermoso autorretrato: “El Constructor de Sueños”. Porque ¿Que ha sido Braulio, sino un constructor de sueños? En un pequeño gran espacio improvisado de astillero, las manos de un niño moldean ingenuidades de barcos de papel, detrás la ventana y el mar, la ventana que, en este caso, no es simple herida en el costado de la casa, ni espacio que abre camino al aire, la ventana, tiempo detenido en el recuerdo de las testificaciones, camino para los sueños, para las esperanzas del poeta que es Braulio.

La pintura de Braulio, transparente y serena, sin fatigas, no admite codificaciones, posiblemente se le pueda calificar de romántica, en sentido Kantiano, dada la idiosincrasia del artista, dado su temperamento, “Cuando la sublimidad rebasa el conocido termino medio -dice Kant- se le suele denominar romántica”,

El propio Braulio nos dice: “De todo me he nutrido y de todos he aprendido a pintar. Y al fin de cuentas, se que el resultado está en mi mente”, y agrega: “Me interesan todas las tendencias del arte, pero yo no cambio mi manera de ser y de sentir las cosas”.

Es así, como lejos de las especulaciones oficiosas del critico, Braulio admite su identidad con influencias globales, sin llegar a ubicarse dentro de alguna corriente en particular, es esto lo que define su independencia como pintor autónomo.

El recuerdo de sus limitaciones económicas, de sus precariedades de niño pobre, del calor familiar, de su padre amigo Braulio Antonio, quien supo comprender las posibilidades del hijo; sin maestros, sin escuelas obligado por las circunstancias al auto aprendizaje; el recuerdo del entorno geográfico, definido por el paisaje valenciano, del entorno cultural, particularmente artístico, representado por las obras de los grandes maestros, el entorno social evidentemente bucólico, característica de la Venezuela agrarista de la época, el recuerdo de todo esto es lo que hace la excelencia de la pintura de Braulio y el que lo induce a soñar con otros derroteros, es por ello que en 1939, imparte clases en su propio taller de trabajo;….mas tarde el estimulo, que lo oficializa como docente, lo recibe del profesor López Bello, quien lo invita para que se integre a la cátedra universitaria de Ciencias Biológicas, lo que vino a significar “todo un reto”, según sus propias palabras.

En 1945, por iniciativa suya y con el apoyo de sus amigos y de algunas instituciones, se crea en Valencia el Taller Libre de Pintura, del cual fue Director y en donde enseña las únicas materias que conformaban el pensum: dibujo y pintura, son los albores de una brillante trayectoria dentro de la educación, trayectoria que se continua en el Liceo “Pedro Gual”, en la Normal “Simón Rodríguez” y, lo más importante, en la Escuela de Artes Plásticas “Arturo Michelena”, de la cual es su Director-Fundador. La Universidad de Carabobo no escapa a las inquietudes educativas de Braulio; es así como lo encontramos en la Facultad de Ingeniería en donde crea el Taller de Arte, unidad de servicio que daba apoyo en materia de orientación artística, no solo a la Universidad sino a todos los estudiantes de Valencia.

“La luz que mas aprovecha a una nación no es la que se concentra, sino la que se difunde”, es un sabio pensamiento de Don Cecilio Acosta, que Braulio bien supo poner en practica, porque así como difundió la luz del arcoiris entre sus tejas, también difundió la luz de sus conocimientos entre quienes, hoy, orgullosos se saben sus alumnos, a quienes sin egoísmo, con amabilidad, prodigo su experiencia, fue así, itinerante y sencillo como el vuelo de un canto, como se hizo canto en la voz del alumno, que hoy cultiva su voz, El propio Braulio nos dice: “Lo principal en la enseñanza artística es propiciar que el amor se enamore de las cosas, del oficio, de la vocación. Lo demás lo encontraran en la vida, en la realidad, en los libros que deben formar parte de los hábitos diarios del artista”. Este concepto que fundamenta su entender de la que debe ser la enseñanza, persiste en el recuerdo de sus alumnos, y mientras sea así, mientras exista el reconocimiento de sus valores pedagógicos, mientras podamos palpar la huella de su trayectoria educativa, tenemos que admitir su autenticidad como pedagogo. Bien lo dijo Juan Calzadilla: “Por la metodología de la enseñanza que puso en práctica y el testimonio de sus numerosos alumnos, Braulio puede ser considerado como uno de los más importantes pedagogos que ha tenido el arte venezolano”.

Seguramente, el sentido de hoy tiene la personalidad de Braulio, su obra artística, su labor pedagógica, seria otro, de no ser por su bondad. La inmensa bondad que anida en su corazón de poeta, la que está consustanciada con su afán creativo, la que define los parámetros de su quehacer cotidiano. Cuantas veces fuimos testigos de su generosidad, de su desprendimiento al contribuir para que penas ajenas se aliviaran, posiblemente recuerdos suspendidos en el aire encausan su bondad por el cauce justo de lo humano. Al respecto podemos leer en el texto de Rafael Pineda: “De Braulio no olvidaría Luís Guevara Moreno la calidad humana, lo primero que resalta en su personalidad bien fondeada en la experiencia y en las cosas de la vida. Seria lo primero que capturaría en él, el otro principiante, Oswaldo Vigas, quien acoto: “… y encontré sobre todo la gran calidad humana en que se funda la verdadera amistad”.

Todo esto se inicia cuando Braulio decide viajar en el ferrocarril de las hormigas, hasta el país en donde habita el caballito de madera con bardas de pincel, el mismo que lo llevó a buscar el arcoiris que sembró en su corazón como en un tinajero, y del cual recogido todo lo que conforma su valía, su significación; digo esto, porque pienso que el corazón de Braulio es como el tinajero del que nos habla Julio Morales Lara: “Tinajero/tienes un corazón armonioso./ El agua que aprendió a cantar en la montaña/ se metió como un pájaro en tu jaula./ El agua arisca que aprendió a cantar como los pájaros/ que corrió por la quebrada/ que se pintó de cielo/ no olvido su cantar/ entre tu jaula/ Tinajero / esta noche has cantado tanto/ que la tinaja se colmo de agua/ y se a dado a cantar alegremente/.

Señores, amigos todos…del amor…de la esperanza, el día en que el agua puso sonido a la luz y la luz anidó su voz en el sonido del agua, ese día nació Braulio; quiero decir, nacieron los artistas, quiero decir, fue el día en que la voz de Dios se hizo luz.

Gracias.

Profesor Leopoldo Ruiz Paolini





VIDA.....

Pintor. Hijo de Braulio Salazar y María Matilde Sánchez. Por un tiempo fue aprendiz de sastre, posteriormente de carpintero y fotógrafo. En 1928 inicia estudios de dibujo y pintura con Enma Silveira en Valencia. En 1935 expone por primera vez óleo, dibujos y pasteles en Valencia. Entre 1935 y 1936 realiza viajes frecuentes a Caracas donde recibe orientación de Antonio Edmundo Monsanto, Rafael Monasterios y Rafael Ramón González y estudia a los maestros venezolanos del siglo XIX. También entra en contacto con la Escuela de Caracas. Este artista, siempre preocupado por la figura humana, desde sus inicios pinta retratos, y para 1937 se interesa por las figuras femeninas yacentes. En 1938 se enferma de tisis y se le sugiere no trabajar con los pigmentos químicos. Por esta razón, empieza a indagar con pigmentos naturales, provenientes de la tierra o los vegetales (hojas y onoto, por ejemplo). Gracias al empleo de estos materiales es que, para el pintor Oswaldo Vigas, la pintura de Salazar goza de una calidad evanescente que produce un efecto lírico. En 1940 se reúne en su taller un grupo de intelectuales valencianos, que produce la revista Estudio, en la que Salazar realiza ilustraciones. En 1945 funda el primer Taller de Dibujo y Pintura Rotary Club de Valencia, donde da clases de dibujo y pintura; enseña dibujo en el Liceo Pedro Gual y de educación artística en la Escuela Normal Simón Rodríguez, ambos en Valencia. En 1947 viaja a México becado por la Gobernación del Estado Carabobo para estudiar pintura mural; frecuenta la Academia San Carlos y visita el estudio de Diego Rivera, así como los talleres de Galván y José Bardasano, con quienes aprende la técnica de la pintura al fresco, la pintura al duco y la encáustica. Durante su estadía en México se interesa por la pintura cubista y asimila los procesos de síntesis de la forma de esta tendencia. Al año siguiente visita los Estados Unidos. En 1948 regresa a Venezuela. Dirige el antiguo taller del Rotary Club, el cual es transformado en la Escuela de Artes Plásticas Arturo Michelena (1948) y dirige las cátedras de dibujo y pintura, composición y análisis y pintura mural. Ese año recibe el Premio Arturo Michelena, con una obra figurativa Manantial (Ateneo de Valencia), cuya beca, le permite viajar a Europa. En París tiene contacto con los artistas que luego formarán el grupo Los Disidentes, cuyas tendencias abstractas rechaza. Salazar regresa a Venezuela (1949) y retoma sus actividades docentes en Valencia. En 1953 es invitado por Carlos Raúl Villanueva para realizar un vitral (1956) para la Escuela de Enfermeras de la Ciudad Universitaria de Caracas, su única obra de contenido abstracto-simbólico. Entre 1953 y 1964 realiza cinco murales para diversos edificios de Valencia. En 1956 vuelve a repetir el Premio Arturo Michelena con Constructor de Sueños (Ateneo de Valencia). A partir de 1959 su preocupación por el realismo simbólico pasa a un segundo plano al aumentar su interés por el color y el dinamismo otorgado por la pincelada. Esta nueva inquietud plástica, sumada a su preocupación por la figura humana, lo lleva en la década de los sesenta a tratar el tema de la figura en el paisaje. En 1960 es elegido presidente de la Primera Convención de Directores de las Escuelas de Artes Plásticas del país; en 1963 recibe nuevamente el Premio Michelena con Recogedoras de Chamizas (Ateneo de Valencia) y en 1967 es nombrado jefe del Taller de Plástica del Departamento de Humanidades de la Facultad de Ingeniería en la Universidad de Carabobo. Fundador de la Escuela Armando Reverón de Barcelona (Edo. Anzoátegui) y de la Escuela Rafael Monasterio de Maracay, (Edo. Aragua). Trabaja como director y profesor de la Escuela de Artes Plásticas Arturo Michelena (hasta 1970). En 1982 realiza un mural-vitral para el Museo de Arte La Rinconada (hoy Museo Alejandro Otero), en 1988 dos murales más y en 1989 el mural-vitral Raíces para la Plaza Bicentenaria de Caracas. Participa en exposiciones colectivas en Cuba, México, Estados Unidos, Francia, Colombia y Venezuela. En la exposición retrospectiva que el Museo de la Cultura Braulio Salazar hace al artista (1987), Nadia Colasante se refiere a la persistente exploración que este artista a hecho del retrato y la figura humana. La Fundación Galería de Arte Nacional (FGAN) posee de Salazar tres óleos sobre tela: Paisaje (1967); Motivación N° 1 (1968) y Entre Breñas (1976).

EXPOSICIONES INDIVIDUALES

* 1935: Óleo, Dibujos y Pasteles, Botillería La Tropical, Valencia, Edo. Carabobo.
* 1937: Ateneo de Valencia, Edo. Carabobo.
* 1938: Ateneo de Valencia, Edo. Carabobo. Ateneo de Caracas.
* 1939: Ateneo de Valencia, Edo. Carabobo.
* 1940: Ateneo de Valencia, Edo. Carabobo.
* 1942: Ateneo de Valencia, Edo. Carabobo.
* 1943: Ateneo de Valencia, Edo. Carabobo.
* 1945: Ateneo de Valencia, Edo. Carabobo.
* 1963: Ateneo de Valencia, Edo. Carabobo.
* 1964: CEPRO-Aragua, Maracay, Edo. Aragua.
* 1965: Ateneo de Valencia, Edo. Carabobo.
* 1966: Universidad de Los Andes, Mérida, Edo. Mérida. Galería Mendoza, Caracas.
* 1967: Universidad de Los Andes, Mérida, Edo. Mérida.
* 1970: Galería Li, Caracas. Galería Bon Art, Valencia, Edo. Carabobo.
* 1971: Galería Li, Caracas. Galería S, Valencia, Edo. Carabobo.
* 1975: Pro-Venezuela, Caracas.
* 1976: Sala de Exposiciones, Universidad de Carabobo, Valencia, Edo. Carabobo.
* 1979: Galería UCO, Barquisimeto, Edo. Lara. Ateneo de Valencia, Edo. Carabobo.
* 1980: Sala de Exposiciones de la Universidad de Carabobo, Valencia, Edo. Carabobo.
* 1984: Obras Recientes, Taller Estudio Braulio Salazar, Valencia, Edo. Carabobo.
* 1985: Exposición Antológica, Galería de Arte Nacional, Caracas.
* 1986: Galería Braulio Salazar, Universidad de Carabobo, Valencia, Edo. Carabobo. Galería Municipal de Arte, Maracay, Edo. Aragua.
* 1987: Personajes y Vivencias en la Plástica de Braulio Salazar, Museo de la Cultura Braulio Salazar, Valencia, Edo. Carabobo. AVAP, Valencia, Edo. Carabobo. Galería Mundo del Arte, Maracaibo, Edo. Zulia.
* 1988: Galería Gala, Valencia, Edo. Carabobo.
* 1989: Galería MTD, Caracas.
* 1990: Obras Recientes, Galería de Arte Ascaso, Valencia, Edo. Carabobo.
* 2000: Galeria Tokio, Japón
PREMIOS

* 1943: Premio Andrés Pérez Mujica, I Salón de Artes Plásticas Arturo Michelena, Valencia.
* 1947: Premio Emilio Boggio, V Salón de Artes Plásticas Arturo Michelena, Valencia.
* 1948: Premio Arturo Michelena, VI Salón de Artes Plásticas Arturo Michelena, Valencia.
* 1950: Premio Andrés Pérez Mujica, VIII Salón de Artes Plásticas Arturo Michelena, Valencia.
* 1951: Premio Club de Leones, IX Salón de Artes Plásticas Arturo Michelena, Valencia.
* 1955: Premio Consejo Municipal del Distrito Torres, Salón Oficial de Arte Julio T. Arze, Barquisimeto, Edo. Lara.
* 1955: Premio Andrés Pérez Mujica XIII Salón de Artes Plásticas Arturo Michelena, Valencia. Mención honorífica, Exposición Internacional de Pintura, Valencia, Edo. Carabobo.
* 1956: Premio Arturo Michelena, XIV Salón de Artes Plásticas Arturo Michelena, Valencia.
* 1959: Premio Andrés Pérez Mujica, XVII Salón de Artes Plásticas Arturo Michelena, Valencia.
* 1963: Premio Arturo Michelena, XXI Salón de Artes Plásticas Arturo Michelena, Valencia. Medalla de honor XXI, Salón de Artes Plásticas Arturo Michelena, Valencia, Edo. Carabobo.
* 1965: Premio Arístides Rojas, XXVI Salón Oficial Anual de Arte Venezolano, Ministerio de Educación, Caracas.
* 1976: Premio Nacional de Artes Plásticas, Caracas.

COLECCIONES

* Ateneo de Valencia, Edo. Carabobo.
* Consejo Municipal del Distrito Valencia, Valencia, Edo. Carabobo.
* Fundación Galería de Arte Nacional, Caracas, Distrito Federal.
* Museo de Arte Contemporáneo, Bogotá.
* Museo de Arte Moderno, Mérida, Edo. Mérida.
* Museo de Ciudad Bolívar, Edo. Bolívar.
* Residencia Presidencial La Casona, Distrito Federal.
* Universidad Central de Venezuela, Distrito Federal.

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